amigos en los yermos

12 de marzo de 2010

Mi padre es capitán


Acabo de leerme un libro que me ha parecido muy entrañable, "Mi padre es capitán" de Olga Xirinacs. Trata de una niña, Flora, que está muy orgullosa de que su padre sea capitán de un gran barco y que se siente muy decepcionada cuando se entera de que sólo es cocinero de un remolcador. El día de su cumpleaños, después de haberse comido una tarta hecha por su padre en compañía de su familia y los marineros, por accidente, se queda en el remolcador mientras toda la tripulación, incluido su padre, ayudan a apagar un incendio. El papá de Flora resultó herido, Flora lo cuidaba, estaba muy orgullosa de él y muy contenta de que supiera cocinar tan bien. Al llegar la Navidad, el Roma, el barco de su padre, fue elegido para traer a la ciudad a los Reyes Magos. Flora tuvo la gran oportunidad de comer con ellos las cosas tan ricas que preparaba su padre, el Rey Melchor también le hizo un regalo.

Olga Xirinacs nos enseña con la historia de esta niña que todos los trabajos son muy importantes, siempre que se hagan bien hechos. Sin conocerla en persona, ya sabía yo que me caía bien. A los hijos nos quieren nuestros padres cuando no tenemos ninguna ocupación, y como siempre voy a lo que dice mi madre, "no es más importante un banquero que un basurero, lo importante es saber ser persona". Si queréis conocer las aventuras de Flora y qué le regaló el Rey Melchor, ya sabéis. Seguro que cuando queráis daros cuenta, estáis en la última página.

11 de marzo de 2010

Patatas fritas


Patatas fritas es un libro de nuestra queridísima amiga Olga Xirinacs, que puede ver cosas que sólo los niños y ella pueden ver, como si tuviera un sentido más. Entre las cosas más pequeñas y más humildes, pueden suceder grandes historias como la de Rosita.

Rosita es una niña de cuatro años, tiene una hermanita, Pepa, de uno y viven con sus padres de pueblo en pueblo. Tienen un puesto de golosinas de mil maneras, frutos secos y patatas fritas. A Rosita le encantaba, pero si tocaba algo, se llevaba un bofetón. A veces salía del puesto de sus padres para ir a ver los puestos vecinos. Conocía a Momo, un negro grandote que vendía bolsos, cartera y perfumes. Momo jugaba con ella y le contaba historias de su tierra. Un poco más allá estaba Carmela que vendía ropa y otro poquito más lejos, el puesto de salazones. Su madre le había prohibido ir más allá, hasta que un día pasó del límite y se fue a ver los puestos de fruta. Todos tenían mucho trabajo, como su madre, y caminando por el mercado se perdió Rosita, entró en un puesto de marionetas y se durmió abrazada a la marioneta de un hada que le gustó mucho. Nadie se dio cuenta porque estaba tapada con una tela. La niña tenía miedo, así que puso las marionetas en círculos y se puso a jugar con ellas para no sentirse sola. Pasó la noche en la furgoneta sin que el dueño se diera cuenta de la niña. A la mañana siguiente, mientras montaban el puesto de marionetas, se escapó con el hada amiga. Fue por el mercado hasta que vio el puesto de salazones, se acordó de que su madre no la dejaba pasar de allí y volvía con miedo de que le pegaran una paliza. Una simpática pescadera que la conoció, la cogió en brazos muy contenta y le dio un beso. Muy contento de verla a salvo, Momo también sonreía, Carmela no se lo quiso perder y la llevaron con sus padres, que, al verla estaban contentos pero no le pegaron porque había mucha gente delante. La madre dijo que le daría un guantazo para que le dijera dónde había estado, pero la policía, que también estaba, le dijo que de pegarle nada. La madre quito la denuncia de la desaparición y los echó a todos de allí porque tenía trabajo. Rosita fue a jugar con Pepa y el hada.

La víspera de Navidad Rosita salió del puesto otra vez. Se había aprendido el camino hasta el puesto de soles, lunas y marionetas. Cuando los dueños fueron a la furgoneta para recoger, encontraron unas marionetas puestas en corro y en medio un montón de chuches, frutos secos de muchas clases y patatas fritas.

Sí que es verdad, desde que he leído este libro, que si voy al mercado o a los puestos de la feria me fijo más en todo por si veo un puesto donde haya una mujer, pintada como una reina, con dos niñas pequeñas.

7 de marzo de 2010

Los Chopos Cabeceros



Cada día se aprende una cosa nueva, es verdad, en mis investigaciones sobre las cosas que me interesan, he descubierto, como en la canción de Los Rebeldes que "El pez más grande se come al más pequeño" o se lo quiere comer en este caso, "le puede romper el mejor de los sueños" como dice Carlos Segarra. Una gran empresa se quiere cargar, así como suena, una de las zonas más naturales que quedan, todo un ecosistema. Yo he sabido este año que los chopos del río, se llaman chopos ibéricos negros o chopos cabeceros y que el río de Jorcas forma parte de la zona más extensa y natural de Europa que tiene esta clase de árboles. La gran empresa no quiere tener en cuenta que los habitantes que quedan en los pequeños pueblos, quieren seguir teniendo el derecho de hacer lo que siempre han hecho, no quieren que venga nadie a abrir una mina de arcilla a cielo descubierto que no les sirve más que para hacerse ellos más ricos de lo que ahora son. Los chopos cabeceros son antiquísimos, han estado viendo generaciones de personas haciendo la historia desde donde están, con sus formas en el tronco. Cuando los podan para usar sus ramas como vigas, se quedan con formas casi humanas, son como gigantes que nos miran desde arriba, los guardianes del río con su melena al viento de hojas verdes en verano. No me imagino un paseo viendo el paisaje roto del río por ninguna fábrica llena de polvo, de ésas hay muchas ya. Demasiadas.

En el pueblo de Aguilar de Alfambra, muy cerquita de Jorcas, es donde quieren hacer la mina, la empresa ha usado una estrategia hecha por alguien que seguro que no ha estudiado Educación para la Ciudadanía. Consiste en analizar la tierra en medio de dos pueblos para ver si uno dice que sí y así de paso los hacen reñir. Tampoco es un sitio que haga que la gente vaya a vivir porque no da puestos de trabajo, al contrario, si los que quedan son pastores y agricultores, les hacen más difícil que sigan haciendo el suyo. Se ha creado una plataforma para reunir a toda la gente que quiera defender a éstos árboles y proteger el río, podéis encontrarla aquí: http://www.aguilarnatural.com. Y pienso yo, si los chopos cabeceros están en el mundo tanto tiempo, más de lo que vivimos las personas, ¿Qué derecho tiene nadie a quitarlos? ¿No perdemos ya en incendios demasiados bosques que cuestan mucho de recuperar? Me gustaría conocer vuestra opinión.



6 de marzo de 2010

La anciana y el curandero


Aquí os dejo un pequeño cuento que hice en clase de Lengua, espero que os guste.

Una anciana estaba perdiendo la vista, era una mujer muy vieja, con el poco pelo que tenía pintado de negro, ella vestía de negro siempre, también tenía muchas arrugas en la cara. Cuando empezó a verse poco, llamó a un curandero. El curandero era muy gordo y su pelo era casi blanco. Como era muy cuentista, le aseguró a la viejecita que con un ungüento volvería a ver.
Le dio un ungüento y le vendó los ojos, y mientras la viejecita tenía los ojos vendados, el curandero, le robó todo lo que tenía de valor en su casa.
Cuando la anciana se quitó la venda comprendió que la había engañado y se negó a pagarle. El curandero la acusó ante el juez, pero en el juicio ella se defendió diciendo que no le pagaba porque ahora veía peor que antes del tratamiento, ni siquiera podía ver los objetos valiosos que había en su casa.
FIN.

5 de marzo de 2010

AMISTAT



He llegit hui un escrit sobre l´amistat que ha fet la meua benvolguda amiga Joana Navarro. La veritat es que té moltíssima raó i tenim que saber diferenciar l´AMISTAT amb totes les seues lletres, d´una relació d´interés i de convenència.
El que està clar es que amb els amics de veritat, estiguen lluny o prop, pots compartir tota la teua vida que és realment el que importa a l´amistat. Amb dos altres coses molt importants que no poden faltar: confiança i respete.
Els amics estàn amb tú dia a dia, encara que semble que no estiguen, estàn. S´alegren amb tú i tú amb ells, i passa el mateix quan les coses no van tan bé. Estic molt contenta del amics que tinc, cada dia més.

4 de marzo de 2010

Adivina, adivinanza



¿Quién es esta caradura
que quiere llamarse flor
sin dejar de ser verdura?


Me ha parecido muy graciosa esta adivinanza que venia en un ejercicio de lengua, me recuerda todo el trabajo que hicieron nuestros antepasados, haciendo faenas esclavas del campo, de pastor como mi abuelo, que ahorraban todo lo que podían.
Ahora todos estamos acostumbrados a tener más de lo que en realidad necesitamos para vivir bien. En realidad la adivinanza me ha recordado más a mi madre, no por la coliflor, sino porque a veces dice que queremos ser de tacón cuando en realidad somos de albarca.