
Esta mañana ha amanecido con mucha niebla debajo de los picos, pero después ha aclarado y esta tarde hemos ido a la feria de Cedrillas. Cada año, durante el primer fin de semana de octubre, se celebra una de las ferias de ganado más importantes de la comarca.
Nos encontramos puestos con toda clase de cosas, objetos antiguos, comida, zapatos y ropa, me encanta traspasar los muros del recinto y encontrarme con los puestos de cestas y accesorios para los animales. Aparcados en el centro, cada año, hay unos tractores enormes, brillantes, rodeados de labradores que se conocen y que preguntan a los vendedores.

Acude un montón de gente de todos los pueblos de alrededor a comprar gallinas, patos, ovejas, vacas, sementales enormes de toros de pura raza, caballos, burros, etc... es lo que más me gusta. Lucía, tiene debilidad por los burritos. La verdad es que son preciosos, parecen terciopelo, nos miran con curiosidad moviendo sus enormes orejas y siempre voy a acariciarlos con Luci.
Hemos llegado a tiempo de ver la exhibición de perros de ganado. Unos pastores muy modernos (hablan a los perros por el micrófono) y con silbidos, les dan las órdenes: “Ut, no”, y Ut quieto, “Ut sube” y Ut sube las ovejas, las mete al redil, las hace ir hacia arriba y hacia abajo del campo conforme lo mandaba el amo. Trabajaban hasta 3 perros a la vez, todos de la raza border collie, a cambio de una caricia o una palabra amable de su amo.
También la exhibición de manejo de ganado bovino por jinetes a caballo era espectacular, los caballos eran preciosos y parecía que bailaban, que cuidaban cada movimiento mientras hacían su trabajo. Había muchísima gente mirando y aplaudiendo. Los caballos nunca dejarán de hipnotizarme.
En el recinto de la feria gastronómica probamos quesos, chorizos, salchichas de diferentes regiones y jamón, había desde el Pirineo hasta gente de Ciudad Real que acudían a vender sus productos.
Nos encontramos con amigos que también iban a pasear por la feria y de noche ya, nos volvimos al coche con algunas cositas y regalos. Lástima que había que irse a Valencia al día siguiente, si no, ¡repito!