amigos en los yermos

19 de septiembre de 2009

¿De dónde viene Tarzán?




Aunque nadie se lo crea, tengo un abuelo que se llama Tarzán, bueno, no es su verdadero nombre, se llama Estanislao, pero todos lo conocen por Tarzán. Y a él le gusta, será porque también es grande y tiene mucha fuerza como Tarzán, será porque a su padre también lo llamaban así. Mi abuelo debería ser Tarzán II, como en las películas de cine. Pienso que aún ha tenido suerte que sea Tarzán su nombre de guerra. He estado investigando un poco por mi cuenta, y resulta curioso lo que se repiten por los pueblos los mismos apodos. En casi todos los pueblos hay una familia de "sardinas", "orejas", "churros" y una fruta común: "poma", "pera", "bresquilla", también hay que están bien: "el rey", "peña", "torero" y feos pero divertidos: "cagablat", "afeitagats", pusterolera", "cabotaes". Sería divertido investigar el por qué de cada mote. Yo lo he hecho con mi familia. Tarzán, empezaron a llamar así a mi bisabuelo Estanislao por su físico. En esa época estaba de moda el personaje en tebeos y cine. Así que se quedó con Tarzán. Polonia, es la familia de mi madre. En su pueblo sólo había dos mujeres que se llamaban Apolonia y eran de su familia. Así que para la gente de entonces, Apolonia era Polonia, y así se quedó. Los Sangüesa son la familia de mi padre. Se les nombra por el apellido. Y para terminar, los Barranquilleros son la familia de mi abuela Rosinda. Vivía en calle La Manzana, que da a un barranquillo. En las ciudades ya no se lleva tanto agrupar las familias por motes, pero en los pueblos pequeños a la gente se la conoce por el nombre acompañado por el apodo ¿quién se anima?

15 de septiembre de 2009

Un amigo


Había una vez un monte que me enseñó muchas cosas, tenía muchos pinos, tenía muchos enebros y cuando llegaba el otoño era casi negro.
Allí había muchos animales, jabalíes, musgaños, águilas, tejones, picarazas, buitres y cuervos.
Siempre quería que llegara el otoño para ir a Castelfrío. Cuando se hacía de día ya estaba mi madre preparando el desayuno y la comida del día porque la mañana hay que aprovecharla, que por la tarde en el bosque no se ve bien.
Salían muchas setas de diferentes formas y colores si era un año bueno (amanitas, marasmius oreades o lactarius deliciosus que es el rebollón).
Me gusta esa sensación de encontrarlos y gritar: "¡mira, una chapela!", cuando me encontraba uno bien grande. Los más grandes estaban allí, donde había más surcos de los que dejan los jabalíes cuando buscan los hongos, era en Castelfrío.
Las jornadas micológicas eran casi un concurso, a ver quién veía un hongo que nadie había visto, haciéndolo protagonista con fotos y averiguando todo sobre él.
Este año llegará el otoño también a Castelfrío pero no habrá nadie que ande ese monte querido.
El domingo, de camino a Teruel lo ví, paramos un rato y allí estaba quieto, desierto, negro. Dicen que fue un rayo latente el que empezó el fuego, que por el viento no se pudo apagar y había gente que miraba igual que yo, algunos lloraban también... y es que Castelfrío era un amigo. Un amigo que hay que recuperar.

14 de septiembre de 2009

La Piedra



En la plaza del pueblo hay una piedra grande, muy muy grande que llega a la calle del Castillo, es el sitio donde nos reunimos y todos hemos aprendido a escalar ahí, a ir con cuidado de no resbalar y a subirnos arriba del todo para ver pasar a la gente cuando van o vienen de la Tasca. Las madres de los más pequeños siempre están abajo gritando lo mismo: " ¡Baja!, ¡cuidado!, ¡por ahí no!."
Mi primo Eric acaba de cumplir 3 años y este año ha subido conmigo unas cuantas veces, aunque luego ha tenido que subir a por él mi tía Maria José, porque no quería bajar. Se reía desde arriba, se sentía más grande, lo había conseguido.
Los más viejos del lugar dicen que nunca ningún muchacho se ha caído desde arriba, algún rascañazo nos hemos hecho todos, pero nada más.
La piedra nos encanta a todos los niños del pueblo, está enfrente de mi casa y pienso que si hablara nos contaría muchas cosas porque todo en el pueblo se hace en la plaza. Es lo que más sacan en las fotos por las fiestas y donde se subía la gente para que nadie les tapara cuando venía a cantar Labordeta.
En invierno la piedra está diferente, parece más alta sin niños, más triste. Sé que está esperando el buen tiempo y niños nuevos que la descubran como mi primo Eric este verano.

9 de septiembre de 2009

magia interior



¿Quién no conoce a Harry Potter?
Un mundo paralelo al nuestro con mucha magia...tanta, tanta como en el nuestro.
poco a poco recuperamos pócimas tan antiguas como las arcas de mi granero: sopa de órtigas para fortalecer, vizcodas para el corazón, azarollas para cortar la diarrea..etc todo mágico. Los encantamientos funcionan menos, a lo mejor no encontramos la varita adecuada o es que nos falta fe en la magia, o sea, en nosotros mismos. Unos magos somos más poderosos que otros que aún no se han dado cuenta de la magia que tienen dentro. Todos puede que seamos un poco Harry Potter
Neus.

Reflexión a los 10 años


En mi corta existencia, he podido comprobar que hay muchos mundos en uno y esto puede no sorprenderos a los que ya trabajais teneis vuestra família o ya necesitais descansar de vuestro día a día. Cuanto más pequeño es el pueblo, más pequeño es el mundo para sus habitantes, más cerrados ¿Qué ha sido de la hospitalidad de la montaña , de la franqueza de sus gentes? Todos quieren avanzar¿ Y qué es avanzar ? Si cuanto más avanzamos nos ganan la avaricia, la envidia y cada vez queda menos trigo limpio de quien poder aprender.
Mi abuelo Pedro me cuenta:" Con siete años empecé a guardar ovejas por esos montes de Dios y ahora cuanto más teneis, peor " y va a tener razón mi abuelo, entre tantos disparates suelta verdades como templos. A partir de hoy escogeré avanzar conservando el ayer.
Neus